jueves, 4 de febrero de 2010

RESÚMENES PAUL M. SWEEZY

TEORÍA DEL DESARROLLO CAPITALISTA

CAPÍTULO VI

LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE GANANCIA

La formulación de la ley por Marx

La acumulación de capital va acompañada por una mecanización progresiva del proceso de producción. La misma cantidad de trabajo, operando con equipo más perfeccionado y eficiente, puede elaborar más materiales y rendir un volumen cada vez mayor de productos acabados. Ello quiere decir que la productividad del trabajo crece de continuo, pero también que la composición orgánica del capital (la proporción del desembolso del capitalista en materiales y maquinaria con respecto al desembolso total) exhibe también un curso ascendente sostenido. De esto, derivó Marx su famosa "ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia".

La Teoría de la Ley de Marx demostraba que ciertos obstáculos internos se oponían al desarrollo indefinido de la producción capitalista. Por una parte, una composición orgánica ascendente del capital es la expresión de la creciente productividad del trabajo; por otra parte, la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista.

Las causas contrarrestantes

Marx enumera seis causas contrarrestantes que contrarrestan y anulan la ley general de la tasa descendente de la ganancia. La sexta, se relaciona en realidad con la forma de calcular la tasa de la ganancia, y no la examinaremos aquí. El resto pueden ser clasificadas según su efecto sea mantener a la baja la composición orgánica del capital (Abaratamiento de los Elementos del Capital Constante) o elevar la tasa de la plusvalía (Aumento de la Intensidad de Explotación, la Depresión de los Salarios más Abajo de su Valor y la Sobrepoblación Relativa). La causa del Comercio Exterior, entra en ambos grupos:

1. Abaratamiento de los elementos del capital constante. El uso creciente de maquinaria, elevando la productividad del trabajo, disminuye el valor por unidad del capital constante, es decir, un aumento dado en la composición orgánica del capital, haciendo bajar el valor del capital constante, actúa en cierta medida como su propio correctivo.

2. Aumento de la intensidad de explotación. Se trata de la prolongación de la jornada de trabajo y en lo que hoy se llamaría "acelerar" y "estirar". La prolongación de la jornada de trabajo eleva directamente la tasa de la plusvalía, aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar la de trabajo necesario. El acelerar y estirar, eleva la tasa de la plusvalía haciendo entrar el trabajo necesario en un tiempo más corto y dejando así una parte mayor de la jornada de trabajo no alterada para el trabajo excedente. Estos métodos son recursos adoptados por los capitalistas para compensar una tasa descendente de la ganancia.

3. Depresión de los salarios más abajo de su valor. Es la práctica de reducción de salarios, que los capitalistas están dispuestos a adoptar cada vez que pueden.

4. Sobrepoblación relativa. El uso creciente de maquinaria, que significa una más alta composición orgánica del capital, deja libres a cierto número de trabajadores y crea así la sobrepoblación relativa, que deprimen, mediante la competencia con la fuerza de trabajo activa en el mercado de trabajo, la tasa de los salarios, y elevan por este medio la tasa de la plusvalía. Además Marx apunta que la existencia de trabajadores ocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica relativamente baja y, por tanto, con una tasa de la ganancia relativamente alta que hacen subir la tasa de la ganancia general.

5. Comercio exterior. Hace posible adquirir materias primas y artículos necesarios para la vida, más baratos que si se produjeran en el país. Esto hace que se eleve la tasa de la ganancia elevando la tasa de la plusvalía y reduciendo el valor del capital constante. Una crítica de la ley

La ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia ha sido objeto de numerosas críticas, lo mismo de partidarios que de oponentes de Marx.

En primer lugar, la productividad ascendente tiende a llevar consigo una tasa más alta de la plusvalía. Un ascenso en la composición orgánica del capital significa necesariamente un aumento en la productividad del trabajo, y Marx mismo nos dice que una más alta productividad va invariablemente acompañada por una tasa más alta de la plusvalía.

La tasa de la ganancia bajará si el porcentaje de aumento en la tasa de la plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total (1-composición orgánica del capital). Cuando la composición orgánica del capital aumenta, la proporción del capital variable con respecto al capital total disminuye.

Marx consideraba los cambios en la tasa de la plusvalía como una causa contrarrestante pensando que los cambios en la composición orgánica del capital deben ser de fijo enormes como para sobrepujar en mucho a cualquier posible efecto compensatorio de los cambios en la tasa de la plusvalía. Sin embargo Sweezy cree que tal opinión es insostenible puesto que la composición orgánica del capital es una expresión de valor; y debido a la productividad del trabajo en ascenso constante, el crecimiento en el volumen de maquinaria y materiales por obrero no debe considerarse como un índice del cambio en la composición orgánica del capital. La impresión general de la rapidez del crecimiento de la composición orgánica del capital parece ser considerablemente exagerada.

Es dudoso que tenga algún objeto útil el intento de conservar la distinción implícita de Marx entre el ascenso primitivo en la composición orgánica y la baja contrarrestante (pero más pequeña) debida al abaratamiento de los elementos del capital constante. Todo lo que puede observarse en todo caso es el cambio neto en la composición orgánica que es resultante de ambas fuerzas. No hay ninguna suposición general de que los cambios en la composición orgánica del capital serán relativamente tan superiores a los cambios en la tasa de la plusvalía que los primeros dominarán la los movimientos en la tasa de la ganancia. Por esta razón, la formulación de la ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia por Marx no es muy convincente. Al mismo tiempo podemos advertir que los intentos hechos para demostrar que una composición orgánica ascendente del capital debe ser acompañada por una tasa ascendente de la ganancia tampoco son convincentes.

Esto no significa que no haya ninguna tendencia de la tasa de la ganancia a descender. No sólo Marx, sino los teóricos clásicos y los teóricos modernos también, todos han considerado una tendencia descendente de la tasa de la ganancia como un rasgo básico del capitalismo. Lo que pretende Sweezy es manifestar que no es posible demostrar una tendencia descendente de la tasa de la ganancia comenzando el análisis por la composición orgánica ascendente del capital. La misma composición orgánica ascendente del capital no es sino un eslabón de una cadena causal más larga de influencias que actúan sobre la tasa de la ganancia. Tras de la composición orgánica ascendente del capital está el proceso de la acumulación de capital, y es aquí donde debemos buscar las fuerzas que tienden a deprimir la tasa de la ganancia, debido a que tomada en sí misma, la acumulación de capital actúa para aumentar la demanda de salarios y que si los demás factores no cambian, tal elevación de los salarios conduce a una reducción en la tasa de la plusvalía, que a su vez se expresa en un descenso en la tasa de la ganancia.

Mediante la introducción de maquinaria y recursos para economizar trabajo, procuran mantener la tasa de la ganancia en su nivel anterior y aun elevarla por encima de él. Es aquí donde la composición orgánica ascendente del capital entra en el cuadro. El aumento en la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de la plusvalía.

Por último, existen otras fuerzas, además de las mencionadas, que pueden ser clasificadas en aquellas que tienden a deprimir la tasa de la ganancia y aquellas que tienden a elevarla. Entre las fuerzas tendientes a deprimir la tasa de la ganancia podemos mencionar, los sindicatos, y la acción del Estado en beneficio de los trabajadores; entre las fuerzas tendientes a elevar la tasa de la ganancia podemos mencionar, las organizaciones patronales, la exportación del capital, la formación de monopolios, y la acción del Estado en beneficio del capital.

Sindicatos: La sobrepoblación relativa es el obstáculo más importante que impide a los trabajadores participar de las ventajas del desarrollo industrial. Para vencer este obstáculo los obreros se agrupan en sindicatos, asegurándose hasta donde es posible, el control de la oferta de fuerza de trabajo. Los sindicatos son así el instrumento más importante con que los obreros procuran mejorar sus condiciones bajo la producción capitalista, deprimiendo así la tasa de la ganancia.

Acción del Estado en beneficio de los trabajadores: Suele tomar muchas formas: la limitación legal de la jornada de trabajo, el seguro contra el desempleo, etc. La primera reduce la tasa de la plusvalía y la segunda ayudan a los trabajadores en sus esfuerzos por mantener los niveles del salario, deprimiendo ambas, la tasa de la ganancia.

- Organizaciones patronales: Actúan para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo.

- Exportación del capital: Actúa para mitigar la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, y en esta forma impide que la acumulación tenga todo su efecto depresivo sobre la tasa de la ganancia.

- Formación de monopolios: Los capitalistas individuales crean monopolios con la esperanza de mejorar su propia tasa de la ganancia. Más aun, el resultado puede ser una elevación de la tasa de la ganancia general.

- Acción del Estado en beneficio del capital: Se trata, por ejemplo, de las tarifas protectoras.

Todo esto demuestra que una gran variedad de fuerzas dispares y aparentemente sin relación unas con otras tienen un foco común en sus efectos sobre la tasa de la ganancia.

CAPÍTULO VIII

LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS

Las crisis son fenómenos extraordinariamente complicados.

- La producción simple de mercancías y las crisis

En la historia de la civilización la introducción del dinero representó un gran paso adelante. Ahorra mucho tiempo y resulta posible la verdadera especialización, que es la base de la productividad incrementada. Sin embargo, esto lleva consigo la posibilidad de una crisis de índole tal que sería inconcebible en una economía más simple. Y esto es así porque una interrupción en el proceso de circulación, que está condicionado por la separación de la compra y la venta, puede extenderse desde su punto de origen hasta afectar a toda la economía. Aparece entonces la crisis, en la que coinciden existencias de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. Cada productor ha producido más de lo que puede vender por lo que encontramos una crisis de sobreproducción, pero la sobreproducción no es la causa de la crisis; por el contrario, es obvio que la sobreproducción es el resultado de la crisis.

La causa ha de buscarse en las circunstancias que llevaron a interrumpirse el proceso de circulación. El atesoramiento, basado en la sed de oro del avaro, es una explicación concebible de una crisis como la descrita, pero éste, como un fin en sí mismo es mucho más común en condiciones próximas a la producción simple de mercancías, que en sociedades más avanzadas. El atesoramiento, tiene lugar usualmente de modo gradual y en un largo período de tiempo; por lo que, las crisis son posibles pero más bien improbables, o cuando mucho accidentales, bajo la producción simple de mercancías. La circulación de MERCANCÍAS-DINERO-MERCANCÍAS (M-D-M), lleva en sí las posibilidades de una crisis, pero al mismo tiempo significa producción para el consumo; y puesto que el consumo es fundamentalmente un proceso continuo, hay pocas razones para esperar que las posibilidades se conviertan en hechos.

- La ley de Say

Los economistas clásicos mostraron su falta de perspectiva histórica en su constante incapacidad para distinguir entre producción simple de mercancías y producción capitalista, generalizando los teoremas elaborados de la producción simple de mercancías a la producción capitalista.

Uno de los ejemplos más claros de lo dicho es la "Ley de los mercados de Say" que sostiene que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad, por lo que no puede interrumpirse la circulación M-D-M, y, por tanto, no puede haber crisis ni sobreproducción.

La tesis correcta de que las crisis y la sobreproducción son improbables bajo la producción simple de mercancías, se convierte en la tesis falsa de que las crisis y la sobreproducción son imposibles en cualesquiera circunstancias.

Aceptando la ley de Say, los economistas clásicos, cerraron el camino a una teoría de las crisis; como resultado, sus contribuciones a la materia fueron fragmentarias, inconexas y de escaso valor permanente. Nadie advirtió esto más claramente que Marx, y, por lo mismo, dedicó mucha atención a una crítica detallada de la ley de Say.

La venta y la compra están separadas en el tiempo y en el espacio. El dinero es el medio por el cual se divide en dos transacciones separadas y distintas, la venta y la compra. Si uno vende y deja de comprar el resultado es la crisis y la sobreproducción.

- El capitalismo y las crisis

La forma de circulación M-D-M, que es característica de la producción simple de mercancías, se convierte bajo el capitalismo en D-M-D'.

El fundamento racional de M-D-M es claro. En lo que concierne al valor de cambio, la M al comienzo y la M al final son idénticas. Desde el punto de vista del valor de uso, sin embargo, la primera M no posee ninguno para su productor, o en todo caso, sólo un pequeño valor de uso, en tanto que la segunda M se desea porque su valor de uso es mayor. El propósito del cambio es la adquisición de valor de uso y no el aumento del valor de cambio. La producción simple de mercancías es producción para el consumo, y esto es lo que explica la improbabilidad de las crisis y de la sobreproducción en las condiciones de la producción simple de mercancías.

D-M-D', la forma dominante de la circulación bajo el capitalismo, es por completo diferente. El capitalista inicia su carrera con dinero (D) en cantidad suficiente para funcionar efectivamente como capital; lanza éste a la circulación, a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción (C); finalmente, después de cumplido un proceso de producción reaparece en el mercado con mercancías que transforma de nuevo en dinero (D'). Tanto la D al principio como la D' al final representan un valor de cambio; ninguna de ellas posee valor de uso. Todo el proceso carecerá de sentido a menos de que haya una diferencia cuantitativa entre D y D'.

La diferencia entre el avaro de la producción simple de mercancías y el capitalista es que aunque ambos puedan compartir la pasión por la riqueza en abstracto, el primero la satisface retirando dinero de la circulación, en tanto que el segundo devuelve constantemente su dinero a la circulación, y en esa forma cambia el carácter del proceso mismo de la circulación. El capitalismo es producción para obtener ganancia, y esto explica por qué el capitalismo es peculiarmente susceptible a las crisis y a la sobreproducción.

Para la gran mayoría de la gente, para los trabajadores, la circulación sigue tomando la forma M-D-M cuyo objetivo es un aumento del valor de uso. D-M-D' es tan extraña al obrero como a los simples productores de mercancías. Es erróneo describir al obrero como dominado por el móvil de la ganancia. El obrero es estimulado por un deseo de valores de uso, y lo que parece ser "acumulación" en los obreros (mediante bancos de ahorro, etc.) tiene poco de común con la acumulación del capitalista. Proviene de la necesidad que tiene el obrero de tratar de asegurarse una afluencia de valores de uso para sí y para su familia cuando su fuerza de trabajo no sea ya vendible. La diferencia de conducta y de motivos entre el capitalista y el obrero proviene de la diferencia entre D-M-D' y M-D-M. Por no hacer esta distinción, la economía política ortodoxa ha caído con frecuencia en uno u otro de dos errores opuestos: el error de suponer que bajo el capitalismo cada uno es impulsado por el deseo de obtener ganancias, o el error de suponer que cada uno se interesa solamente en los valores de uso y que todo ahorro debe considerarse a la luz de una redistribución del ingreso a través del tiempo. El capitalista está interesado en elevar al máximo su tasa de la ganancia, que es éste el objetivo inmediato que tiene delante cuando aventura su capital en la producción.

En lo que concierne a la posibilidad formal de la crisis no hay diferencia entre la producción simple de mercancías y el capitalismo. Cualquier interrupción en el proceso de la circulación, cualquier retención del poder de compra respecto del mercado, puede iniciar una contracción en el proceso de la circulación, que dará origen al fenómeno de la sobreproducción y que pronto se reflejará en un descenso de la producción misma. Pero hay una gran diferencia, la de que mientras antes era difícil advertir lo que podría iniciar tal contracción, ahora es claro de todos modos que si algo le ocurre a la tasa de ganancia, el capitalista reconsiderará inmediatamente la conveniencia de lanzar su D a la circulación.

Si la tasa de ganancia desaparece o se vuelve negativo, el incentivo de la producción capitalista dejará de existir. Los capitalistas retirarán su capital, se reducirá la circulación y comenzará una crisis seguida de sobreproducción. Este es un caso extremo como resultado de una crisis particularmente severa como una depresión y difícilmente pueda usarse para explicar el comienzo de la crisis.

Un descenso en la tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario, pero que siempre permanece positiva, de modo que el factor que da motivo a la producción capitalista no sea nunca eliminado, también dará una reducción de las operaciones de los capitalistas, puesto que los induce a los capitalistas a retener su capital en forma de dinero, esperando la vuelta de condiciones más favorables. En esta forma se rompe la continuidad del proceso de la circulación y se precipita la crisis y sobreproducción. La crisis y la depresión forman parte del mecanismo por el cual la tasa de la ganancia es restituida completa o parcialmente a su nivel previo.

La moderna teoría del ciclo económico ha llegado a una conclusión muy similar a la posición marxista. Para los teóricos modernos, la clase capitalista se divide en dos secciones, la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de la producción, y la de los poseedores de capital en dinero, que suministran bajo la forma de préstamos a interés los fondos que los empresarios necesitan para sus operaciones. Tan pronto la tasa de la ganancia cae por debajo del tipo de interés, el empresario no tiene ya motivo para invertir; la circulación se interrumpe y sobreviene la crisis.

Por otra parte, antes que prestar su capital a los empresarios a tipos inferiores, los capitalistas prefieren conservarlo en forma de dinero hasta que la demanda de préstamos hubiese llegado a los tipos previos a la caída o tal vez aun más altos tipos.

Se advierte, que la negativa de los capitalistas poseedores del dinero a prestar a los empresarios, a tipos de interés inferiores al que se considera normal o común, es esencialmente el mismo fenómeno que la negativa de los capitalistas empresarios a invertir cuando la tasa de la ganancia desciende más allá de su nivel ordinario. La clase capitalista en su conjunto restringe sus actividades de inversión cuando la tasa del beneficio sobre el capital cae por debajo de cierto nivel que es más o menos preciso en cualquier tiempo y lugar particulares. La formulación marxista enfatiza que este tipo de conducta proviene de las características más fundamentales de la producción capitalista y no de la forma particular en que la oferta y el empleo de los capitales están organizados.

La producción capitalista seguirá sujeta a las crisis provocadas por las fluctuaciones en la tasa de la ganancia aunque existan intromisiones en el sistema monetario.

- Los dos tipos de crisis

El proceso de la acumulación de capital lleva consigo una tendencia de la tasa de la ganancia a descender. Si esta tendencia no se elimina constante y gradualmente, parece claro que el resultado pueden ser las crisis llamadas "crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia".

Sin embargo, existe otro tipo de crisis llamada "crisis de realización" en la que si se produce demasiado de una mercancía, el precio de mercado cae por debajo del valor, y la ganancia se reduce o desaparece. Si esto ocurre en un número suficiente de industrias al mismo tiempo, el resultado es un descenso general en la tasa de la ganancia, seguido de una crisis. La dificultad esencial es la de realizar el valor que está ya incorporado en las mercancías acabadas.

Es importante advertir la diferencia entre las crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia y las crisis de realización. En un caso tenemos que ver con movimientos en la tasa de la plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema del valor; en el otro, tenemos que ver con fuerzas todavía no especificadas que tienden a crear un déficit general en la demanda efectiva de mercancías para comprarlas todas con una tasa de la ganancia satisfactoria. El punto de partida de la crisis es en ambos casos un descenso de la tasa de la ganancia; pero lo que está detrás del descenso en la tasa de la ganancia en un caso, requiere un análisis muy diferente del que requiere lo que está detrás del descenso en la tasa de la ganancia del otro.

TEORÍA DEL DESARROLLO CAPITALISTA

CAPÍTULO V

LA REPRODUCCIÓN SIMPLE

El autor cuando habla del concepto de La Reproducción Simple, se refiere a un sistema capitalista que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y las mismas proporciones entre sus diversas partes. Es necesario para su cumplimiento que los capitalistas repongan cada año el capital gastado o usado y empleen toda su plusvalía en el consumo; y que los obreros gasten todo su salario en el consumo.

La producción se divide en dos amplias categorías:

- Producción total de medios de producción

- Producción total de artículos de consumo.

Ambas, tomadas en su conjunto, constituyen la suma de la oferta social de mercancías.

El ingreso, por otra parte, podemos decir que se divide en tres categorías:

- El ingreso del capitalista que éste debe gastar en medios de producción si ha de mantener su posición como capitalista.

- El ingreso del capitalista que éste es libre de gastar en el consumo, (plusvalía).

- El ingreso del trabajador, (salario).

Las raíces de la acumulación

Proceso conocido como acumulación del capital; constituye la fuerza motriz del desarrollo capitalista, la Reproducción Simple implica la abstracción de lo más esencial en el capitalista. Convertir una parte de su plusvalía en el capital adicional. Su capital acrecentado le permite entonces apropiarse aún más plusvalía, que a su vez convierte en capital adicional, y así sucesivamente.

El capital tiene una sola cualidad, la de poseer magnitud, y de aquí se sigue que un capitalista puede distinguirse de otro solamente por la magnitud del capital que representa. El propietario de una gran cantidad de capital ocupa un puesto más alto en la escala social que el propietario de una cantidad pequeña; posición, prestigio y poder se reducen a la vara de medir cuantitativa de pesos y centavos. El éxito en la sociedad capitalista, por lo tanto, consiste en aumentar el capital propio. Es interesante comparar las ideas de Marx sobre los motivos de la acumulación y el consumo de los capitalistas con las teorías contemporáneas ortodoxas que ponen el acento en la “abstinencia” y la “espera”.

Según la teoría de la abstinencia, es penoso para el capitalista “abstenerse” de consumir a efecto de acumular, y, por lo tanto, el interés del capital debe considerarse como el necesario galardón de tal abstinencia. Contra esto Marx sustenta la opinión de que acumular capital, es decir, acrecentar la riqueza propia, es un fin positivo y lleva consigo, tanto como el consumo, ciertos “placeres”.Los capitalistas quieren a la vez acumular y consumir; cuando hacen lo uno ello puede considerarse como abstinencia de lo otro.

La acumulación y el valor de la fuerza de trabajo: Planteamiento del problema

“La fuerza de trabajo no es una mercancía ordinaria”. No hay capitalista que pueda dedicarse a producir fuerza de trabajo en caso de que suba el precio de ésta; en realidad, no hay ninguna “industria de fuerza de trabajo”. Sólo es una sociedad esclavista. Bajo el capitalismo, en general, el mecanismo equilibrador de la oferta y la demanda está ausente en el caso de la fuerza de trabajo.

Tan pronto se toma en cuenta la acumulación, eleva la demanda de fuerza de trabajo y no es ya lícito suponer la igualdad entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo. Para Sweezy, el mecanismo necesario para asegurar el que los salarios permanezcan más o menos al nivel convencional de subsistencia, reside en una teoría de la población.

La solución de Marx: El ejército de reserva de trabajo

Marx estaba, bien enterado de la tendencia de los salarios a subir bajo el impacto de la acumulación de capital. Estaba completamente seguro de que tal elevación de salarios “no puede nunca alcanzar el punto en que amenace al sistema mismo”.La solución de Marx a este problema gira alrededor de su famoso concepto del “ejército de reserva del trabajo”, o como también lo llamó, la “población excedente relativa”. El ejército de reserva consiste de obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante: hacia abajo, en el nivel del salario.

TEORÍA DEL DESARROLLO CAPITALISTA

CAPÍTULO III

EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO

En toda sociedad, desde la más primitiva hasta la más avanzada, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución. Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas, absorben también cierta cantidad precisa de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad. Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. Tenemos que introducir desde luego dos calificaciones obvias.

1) No es cierto que si el valor de una mercancía es determinado por la cantidad de trabajo empleado en ella, mientras más perezoso e inhábil fuese el trabajados, más valioso sería el producto porque mayor sería el tiempo empleado en su producción.

2) El trabajo más calificado que el trabajo medio debe tener, correlativamente, una mayor capacidad de producir valor.

La relación entre los dos tipos de trabajo es teóricamente susceptible de medición independiente de los valores de mercado de sus productos. Hay aquí dos posibilidades, o bien el trabajador calificado es más proficiente por una habilidad natural superior, o bien el trabajador calificado es más proficiente por su entrenamiento superior.

Si la diferencia entre dos obreros es una cuestión de habilidad natural, la regla es que la superioridad del más diestro se manifiesta independientemente de la línea de producción en que pueda ser empleado. Si, por otra parte, la diferencia entre dos obreros es una cuestión de entrenamiento, entonces es claro que el obrero superior emplea en la producción no sólo su propio trabajo, sino también, indirectamente, aquella parte del trabajo de sus maestros a la cual se debe su productividad superior. En la práctica, las diferencias en pericia pueden ser el resultado de una combinación de diferencias de habilidad y diferencias en entrenamiento. Estos casos más complejos no presentan nuevas cuestiones de principio y se les puede tratar de acuerdo con los métodos que se han esbozado para los dos casos básicos.

Los críticos de la teoría del valor de Marx han sostenido siempre que la reducción del trabajo calificado a trabajo simple implica el razonar en un círculo vicioso. El argumento parece ser que la mayor capacidad del obrero más calificado para crear valor se deduce del mayor valor de su producto.

El papel de la competencia

Veamos, primero bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponderían exactamente a las proporciones del tiempo de trabajo. Los cazadores de Adam Smith son lo que Marx hubiera llamado productores simples de mercancías. Los cazadores deben tener el deseo y la posibilidad de competir libremente por cualesquiera ventajas que puedan presentarse en el curso del cambio, transfiriendo su trabajo de una línea de producción a otra. Dada esta clase de competencia en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía se proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

El papel de la demanda

A Marx se le acusa a menudo de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. Cuando se concibe el problema en una forma tan amplia, no se puede prescindir ya de las demandas del consumidor. Así es que si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información:

1) La información sobre el costo relativo en trabajo.

2) La información sobre la intensidad relativa de la demandad de uno y otro.

Dadas estas dos clases de información, es posible determinar lo que puede llamarse el equilibrio económico general de la sociedad en cuestión. Si Marx reconocí tan claramente el papel que juega la demanda en determinar la asignación del trabajo social, bien se puede preguntar por qué, en el conjunto de su teoría sistemática, se ocupó de este factor tan breve y aun pudiera decirse casualmente, por qué no trabajó en la dirección de sus contemporáneos, Jevons, Waltras y Menger, en la elaboración de una teoría de la opción de los consumidores. Hay dos razones fundamentales que explican el visible desdén de Marx por este problema.

1) En primer lugar, bajo el capitalismo la demanda efectiva es sólo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores.

2) Del lado de la demanda una magnitud precisa de necesidades sociales que requiere para su satisfacción una cantidad precisa de ciertos artículos en el mercado.

Pero la cantidad que estas necesidades exigen es muy elástica y cambiante. En la medida en que se acepta la proposición de que la demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso, parecería que no podemos escasear del todo a la conclusión de que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de las relaciones de producción.

Esta claro que Marx pensaba que las necesidades de los consumidores entran en la categoría de elementos reactivos de la vida social. “La ley del valor VS Principio de planeación”. Lo que Marx llamaba la ley del valor resume las fuerzas actuantes de una sociedad productora de mercancías, que regula:

a) las proporciones del cambio de mercancías, que regula.

b) La cantidad producida de cada una

c) La asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.

Esto implica el que una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de una modo centralizado y coordinado, existe otro orden y no simplemente el caos.

En la medida en que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertenencia y su importancia, el principio de la planeación la sustituye. En la economía política de una sociedad socialista la teoría de la planeación debería ocupar la misma posición básica que la teoría de la planeación debería ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en la economía política de una sociedad capitalista. El valor y la planeación son tan opuestos entre sí como el capitalismo y el socialismo, y por las mismas razones.

El valor y el precio de producción.

El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. Los precios de producción son modificaciones de los valores.

Precio de monopolio.

La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta, por supuesto, el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio, el control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda.

En este caso, por consiguiente, la demanda adquiere una significación especial, y tanto el precio como la cantidad productiva y en consecuencia, también la asignación del trabajo son diferentes de lo que serían en un régimen de competencia. Las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sometidas a ningunas reglas generales, las relaciones de valor cuantitativo son perturbadoras por el monopolio, las relaciones de valor cuantitativo, no. Este es un punto importante pues quiere decir que aun bajo condiciones de monopolio podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, a pesar del hecho de que las relaciones cuantitativas precisas implicadas en la ley del valor han dejado de se válidas.

CAPÍTULO IV

PLUSVALÍA Y CAPITALISMO

Es importante no confundir la producción de mercancías en general con el capitalismo. El capitalismo implica la producción de mercancías pero no al revés.

1. El capitalismo: Tanto los medios de producción como la fuerza del trabajo son mercancías porque ambos son objeto de cambio y portadores del valor de cambio. Las relaciones entre propietarios y no propietarios también tienen un valor de cambio. Lo primero corresponde a la producción de mercancías en general, lo segundo al capitalismo solamente. Podemos afirmar entonces que la compra y venta de trabajo es la diferencia específica del capitalismo. Así es como explica Marx que apareciese en capitalismo en la historia, cuando un propietario se encuentra con un trabajador libre que vende su fuerza de trabajo en el mercado. La producción simple de mercancías consiste en vender para comprar y se expresa en lo siguiente: Mercancías que se convierten en Dinero y vuelven otra vez a ser Mercancías. Marx lo designa como M-D-M. En este caso las mercancías son el principio y el fin. La producción capitalista (circulación de capital) tiene la siguiente forma: el capitalista se presenta en el mercado de trabajo con Dinero, compra Mercancías (fuerza de trabajo y medios de producción) y entonces, después de la producción vuelve otra vez al mercado con un producto que convierte en Dinero. En este otro caso, el Dinero es el principio y el fin. Marx lo designa como D-M-D. Es evidente que si la D del principio es igual que la del fin, no hay beneficio, por ello es necesario que desde el punto de vista capitalista sea D-M-D`, siendo D´mayor que D. La diferencia entre D´ y D es lo que Marx llama plusvalía.

2. El origen de la plusvalía: Para analizarlo tenemos que empezar por el valor de la mercancía fuerza de trabajo. Cuando decimos que la fuerza de trabajo es mercancía no queremos decir que el trabajo sea mercancía: la fuerza de trabajo es la capacidad que tiene el obrero para hacer su trabajo, pero no se trata del cerebro y músculo del obrero que constituyen el trabajo real. El trabajo es el uso de la fuerza de trabajo, el uso que hace de esa capacidad. La fuerza de trabajo es el trabajador mismo. Ahora bien, como la fuerza de trabajo es una mercancía tiene que tener un valor que se determina por el tiempo necesario para la producción, es el valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador. Éste varía según el grado de civilización del país. Así, podemos decir que el valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de una cantidad más o menos precisa de mercancías ordinarias (alimento, vestido, combustible…).Explicar cómo se produce la plusvalía no es fácil, pero veamos: El trabajador con su trabajo produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes: una la de trabajo necesario y otra la de trabajo excedente. Bajo la situación de producción capitalista, el producto de trabajo necesario vuelve al trabajador en forma de salario y el trabajo excedente que es la plusvalía se lo lleva el capitalista. Lo específico del capitalismo no es el hecho de la explotación de una parte de la población por otra, sino la forma que se asume esta explotación, a saber la producción de plusvalía.

3. Los componentes del valor: El valor tiene tres partes:1) Capital constante: máquinas y materiales usados. (c)2) Capital variable: valor de la fuerza de trabajo y produce excedente. (v).3) Plusvalía (p) De esta manera podemos formular que el valor de una mercancía es: C+v+p=valor total

El valor total equivale a las entradas brutas por ventas, el capital constante equivale al desembolso en materiales más depreciación, el capital variable es el desembolso en sueldos y salarios, y la plusvalía es el ingreso disponible para su distribución como interés y dividendos o para su reinversión en el negocio .Si la fórmula se extiende hasta incluir a toda la economía, nos proporciona un “armazón conceptual” para el ingreso nacional, por ello podemos decir que cuando hablan de ingreso nacional bruto incluyen V+P más esa parte de C que representa la depreciación de capital fijo, pero excluyen el resto de C. Por ingreso nacional neto entienden solamente V+P.

4. La tasa de plusvalía: Es la proporción de plusvalía con respecto al capital variable y se designa con p´:P´=tasa de plusvalía= p/v La tasa de plusvalía es lo que Marx llama tasa de Explotación, es decir, la proporción del trabajo excedente con respecto al necesario. La explotación es aplicable a todas las sociedades, mientras que la plusvalía sólo se aplica cuando hablemos de capitalismo. Marx trabaja casi siempre con la suposición simplificada de que la tasa de plusvalía es igual en todas las ramas de la industria y en todas las empresas dentro de cada industria.

5. La composición orgánica del capital: Es como llama Marx a una medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción. Tenemos entonces que: O= composición orgánica del capital: c/c + v Esta fórmula sirve para medir la amplitud en que el trabajo es provisto de instrumentos y materiales.

6. Tasa de ganancia: Para el capitalista es la tasa más importante. Supone la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital. Lo designamos con una g:g = tasa de la ganancia= p/c +v Aquí tendríamos que entrar a valorar el problema de la renta de Marx escrita en el Capital (parte VI del volumen III).Hay que explicar que en esta fórmula, para simplificarla, Marx hace la suposición de que todo capital tiene un idéntico período de rotación de un año. Esto implica que el proceso productivo requiere un año, que los materiales, maquinaria y fuerza de trabajo comprados al comienzo del año se han concluido al final de este, y que la producción se vende entonces y todos los gastos se recuperan con la adición de plusvalía. Con esta nueva fórmula podemos determinar a su vez que g = p´. (1 - 0)Al igual que la tasa de plusvalía, la tasa de ganancia se supone la igualdad general entre las industrias y las empresas. Si el capitalista consigue mejorar sus medios técnicos, entonces, su tasa de plusvalía se verá incrementada y por tanto, tendrá una tasa de ganancia mayor. Si tanto las tasas de plusvalía como la tasa de ganancia son iguales en todas partes, el cambio de mercancías debe realizarse de acuerdo con la ley del valor, así que la composición orgánica del capital deberá ser también la misma en todas partes. ¿podemos aseverar acaso que hay también una tendencia real a la igualdad en las composiciones orgánicas del capital, de modo que pueda salvarse la dificultad? La respuesta es no. Es por tanto evidente, que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo.

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